miércoles, 5 de julio de 2017

La paradoja del tiempo universitario

El tiempo, esa magnitud implacable en la vida, fue y seguirá siendo el centro de múltiples debates. Einstein en su teoría de la Relatividad general demostró matemáticamente la dilatación del tiempo, en virtud de la idea que un reloj que se mueve en referencia a un observador inmóvil debe ir más despacio que uno estático.

En la llamada ciencia ficción, el tiempo tiene un tratamiento similar, es el caso de la Máquina del tiempo de Wells o la novela El viajero imprudente del escritor francés René Barjavel. En ella un viajero en el tiempo mata a su abuelo y se genera la paradoja que al regresar a su tiempo debe vivir o no haber nacido.

Mi reloj que es como los demás.
El tiempo siempre está presente en la realidad, como en la ficción. Ayer una estudiante me comentaba que después de varios años con sus estudios universitarios “congelados” decidió recuperarlos. No podía retroceder en el tiempo por lo que debía aprovechar al máximo esta segunda oportunidad.

Hasta aquí todo tiene sentido, pero el tiempo universitario es diferente. Los semestres no son de seis meses, sino de cuatro. Alguien se inventó la categoría de horas clases y la compara con la hora reloj. La primera puede ser de 45 min o 50 min, pero es igual a la hora de 60 min. Einstein saltaría de alegría al descubrir que sus cálculos del tiempo tenían una solución tan sencilla.

La moda en la mayoría de las universidades latinoamericanas es acortar el tiempo de formación de cinco a cuatro años, impartir más contenidos y creernos la historia que los estudiantes se forman en base a competencias.

Los creadores de WinZip y WinRar se quedarían atónitos al observar que sus complejos logaritmos de compactación no los necesitamos para “compactar” el tiempo de clases perdido por huelgas, paros, tomas de la Universidad, elecciones, días de limpieza, exámenes para ingresar a la Universidad, ferias y otras excusas diferentes. Siempre llegamos al último día con el tiempo cumplido.

Los estudiantes aplauden nuestra capacidad de compactar el tiempo, algunos incluso nos catalogan como magos del tiempo. Son aquellos que durante el semestre, de cuatro meses, asistieron a pocas clases, o no cumplieron con las evaluaciones y el último día, nos preguntan qué podemos hacer para ayudarles en su caso.

En fin para no dilatar el tiempo, los dejo con su tiempo, que el mío se agotó en este trabajo.